curiosidades
 
  Online
  Home
  Piramides de Egipto
  El Titanic
  El Anticristo
  El Numero de la Bestia "666"
  Leonardo Da Vinci
  => La Ultima Cena
  => La Virgen de las Rocas
  => La Gioconda o Mona Lisa
  => El Hombre Vitruvio
  => Leonardo Da Vinci como Cientifico
  => Frases Celebres de Leonardo Da Vinci
  11 de Septiembre
  Profetas
  Los Iluminati
  Misterios de los Billetes
La Gioconda o Mona Lisa


LA GIOCONDA





¿QUIEN ERA LA MONA LISA?


De la Gioconda o Monna Lisa se ha dicho casi todo, que era el mismo rostro de Leonardo, que era una cortesana e incluso que no era nadie real sino una modelo imaginada por el genial artista. Pero una última teoría parece echar por tierra todas las anteriores.

El historiado italiano Giuseppe Pallanti afirma en su libro, "Mona Lisa, mujer ingenua", que la modelo fue Lisa Gherardini una dama florentina de la época, esposa de un adinerado comerciante.

La dama, pertenenciente a una familia noble venida a menos, habría contraído matrimonio en segundas nupcias con Francesco il Giocondo, viudo con un hijo, al que ella habría dado cinco vástagos más. Lisa, que se casó con Giocondo a los 16 años, habría posado para Leonardo a los 24 o 25 años de edad y donna ingenua (mujer ingenua) sería un el apelativo cariñoso que su marido utilizó en su testamento para referirse a ella.

En este libro Pallanti confirmaría las tesis expuestas por el arquitecto y escritor italiano Giorgio Vasari en su obra "Vidas de los mejores pintores, arquitectos y escultores italianos" publicada en 1550 y ampliada posteriormente en 1568. Tesis, la de Pallanti, decepcionante para muchos, pero avalada por años de indagación en los archivos de Florencia.

Pero ¿por qué sonríe La Mona Lisa? ¿Qué sabe ella que nosotros desconocemos? Hasta ahora estas eran sólo algunas de las múltiples preguntas que este óleo sobre madera de álamo de pequeñas dimensiones (77x53 centímetros) despertaba en todo aquel que lo contemplaba.
Investigadores de la Universidad de Yale (EE.UU) sugieren que la dama sonríe porque estaba embarazada siguiendo algunos indicios en el retrato como la hinchazón de las manos, que se muestran sin anillos ni joyas, y el modo en que se apoyan sobre el vientre.

El genial artista, hijo ilegítimo de un notario, zurdo y vegetariano, trabajó en la obra entre 1503 y 1506, aunque en su afán de perfección no llegó a terminarla nunca y siempre la llevó consigo en sus desplazamientos, incluso en su viaje a la corte francesa, en Ambroise, donde falleció en 1519.

Pintor, escultor, científico y genio, hombre sin duda adelantado para su tiempo, Leonardo da Vinci utilizó en el retrato la técnica del sfumato como él mismo la nombró; técnica que consiste en aplicar veladuras o finas capas de colores transparentes para conseguir efectos de luz y de sombra, desdibujando así los contornos. Además, Leonardo jugó con el equilibrio de las perspectivas en el cuadro dibujando un horizonte más alto que otro lo que hace que La Gioconda parezca más alta si se la observa desde el lado derecho.

El mito del retrato se acrecentó cuando en agosto de 1911 fue robado del Louvre por Vicenzo Peruggia, siendo interceptado por la policía en diciembre de ese mismo año. Tras un periplo por Florencia, Roma y Milán, La Mona Lisa regresó al Museo del Louvre en 1914.


¿Es una ilusión óptica, la sonrisa de la Mona Lisa?

“Da Vinci pintó la sonrisa de la Mona Lisa usando unas sombras que vemos mucho mejor con nuestra visión periférica”, afirma Margaret Livingstone. Por ello, para ver sonreír a la Mona Lisa hay que mirarla a los ojos o a cualquier otra parte del cuadro, de modo que sus labios queden en el campo de visión periférica. De esa forma se la ve más sutilmente sonriente que si se miran sus labios. Livingstone explicó que la enigmática  sonrisa de la Mona Lisa es “una ilusión óptica,que aparece y desaparece debido a la peculiar manera en que el ojo humano procesa las imágenes”.Así, indicó que cuando en el siglo XVI Leonardo Da Vinci pintó la Gioconda, su Mona Lisa, logró el efecto de que la sonrisa desaparezca al mirarla directamente y sólo reaparezca cuando la vista se fija en otras partes del cuadro. Por otra parte, ¿no les parece que saber algo más acerca del secreto de la Mona Lisa no resta ni un ápice al disfrute de una imagen única?. Si acaso…suma.





OTRA VERSION

 Pintaba para nosotros. Y si hay cielo, debería resucitar o ver este siglo desde una rendija. Hace ahora 500 años, Leonardo da Vinci dejaba la corte de Milán y regresaba a Florencia. en pleno apogeo de sus inquietudes y de su asombrosa capacidad creadora en todos los frentes.

Habrían de pasar mas de cuatro siglos para que sus maquinas, (la bicicleta, el paracaidas, el disparo de mortero, el carro blindado, los flotadores, la maquina de volar, la escafandra de buzo, el autogiro, la navegacion por palas, el ala delta y tantos otros diseños) fueran, una tras otra, llevadas a la práctica en los tiempos modernos.

 

Su portentosa inteligencia y capacidad de observación, admiraban a sus contemporáneos y a la vez les exasperaban, por la constante negativa a dar por terminadas las obras que emprendía. Inacabados quedaron el monumento a Sforza, la Adoración de los Reyes Magos, la Batalla de Anghiari y tantas otras. Cuando Leonardo deja Milán en 1499, lleva consigo el bosquejo de la Mona Lisa sobre la que trabajó incesantemente y que aún tenía entre las manos en 1519, a su muerte en el castillo de Amboise.

El pintor y biografo Giorgio Vasari dijo cuando vió la Mona Lisa, "Fijando la mirada en la garganta podría jurarse que le late el pulso", y cuenta también que Leonardo, a menudo, mientras trabajaba en "La última Cena" (en el monasterio de Santa Maria delle Grazie de Milán) "pasaba el dia entero sobre el andamio, concentrado y sin dar una sola pincelada". Resultado de esa profunda reflexión son algunos de los cuadros más importantes de la historia de la pintura.

En realidad Leonardo da Vinci no pintaba para el cliente inmediato. Pintaba para nosotros, para la posteridad, invitándonos a entrar como complices del enigma en sus escritos inversos en sentido espejo. Y nosotros, desde el ordenador y desde internet, podemos hoy corresponderle participando activamente en sus reflexiones.

Así lo hicieron Lillian Swartz y Gerald Holzman en 1987 al someter al análisis del ordenador conjuntamente el cuadro de la Mona Lisa, el dibujo a sanguina del autorretrato del viejo Leonardo y el bosquejo (detectado por rayos X) que se encuentra bajo la pintura actual y que reproduce el cartón que según Vasari corresponde al retrato de Monna Lisa di Antonio Maria Gherardini mujer del adinerado florentino Francesco del Giocondo.

 

 

Los resultados de la prueba fueron publicados en el Scientific American en junio de 1995 y están hoy al alcance de nuestro ordenador con un programa de tratamiento de imagen –el conocido Photoshop - y un programa de trasformación o Morphing. Basta con invertir la imagen de Leonardo, ajustar el tamaño en ambos cuadros y aplicar la trasferencia para ver el sorprendente efecto.
El enigma de la Mona Lisa -clave del retrato mas famoso de todos los tiempos y cuyo abuso de reproducciones ha dividido al publico contemporáneo en "giocondófilos" y "giocondoclastas" - da la sensación de quedar desvelado en la pantalla de nuestro ordenador. 

Dice Ernst Gombrich : "merece la pena que nos olvidemos de lo que sabemos o creemos saber acerca del cuadro y lo contemplemos como si fueramos las primeras personas que pusieran sus ojos en él." Igual que a Vasari, lo que al pronto nos sorprenderá es el grado asombroso en que la Mona Lisa parece vivir. Se diría que realmente nos observa y piensa por sí misma. Late y se difumina como un ser vivo, cambia ante nuestros ojos y nos mira de manera distinta cada vez que volvemos a ella.

Leonardo pensó conscientemente cómo conseguir ese efecto y por qué medios. La técnica del sfumato permite fundir sombras dejando cierta vaguedad a los contornos. La distinta profundidad de los paisajes a ambos lados de la figura y las comisuras de labios y ojos hechizaron a los pintores manieristas como siguen hechizando hoy a oleadas de japoneses que visitan el Museo del Louvre.

"Parece como si de pronto –dice Gombrich- el pintor hubiera arrojado un espejo sobre ella y la hubiera encerrado allí para siempre". Leonardo podía ser tan obstinado como cualquiera de sus predecesores en la paciente observación de la naturaleza, pero ya no era un mero y fiel servidor de ella. Además de la apariencia visible, observaba también el alma de la persona retratada. El alma de sí mismo, dice hoy nuestro análisis por ordenador.

Porque la imagen hallada por rayos X y el cartón que Leonardo tenía al regresar a Florencia (que son coincidentes) no encajan con el rostro de la Mona Lisa pintada. Sin embargo, la Mona Lisa y el autorretrato del viejo Leonardo, son dos imágenes que se funden perfectamente (la eliminación de las arrugas, la barba y la comisura de los labios es intencionada). La frente y arranques del pelo, los pómulos, la nariz, la distancia entre lagrimales y, sobre todo, el arco superciliar (el borde del craneo que corre sobre las cejas y es prominente característico en el 90 por ciento de los varones) delatan que la imagen definitiva de la Mona Lisa debió ser ultimada por Leonardo mirándose al espejo.
Hoy es una moda en las charlas vivas por internet (chats) ocultar la identidad camuflándose en el sexo al que no se pertenece. Leonardo pintaba para nosotros porque podemos comprenderle mucho mejor que sus contemporáneos. Y como señala Lillian Schwarz en su estudio, la pasión de Leonardo por los enigmas nos dejó avisos. El entrelazado de cestería de mimbre que adorna a la Mona Lisa en su amplio escote es uno de ellos. En italiano se llama Vinco. Y esta podía ser la clave del misterio de la Mona Lisa. La Madonna da Vinco: el propio Leonardo

 
 
   
Hoy habia 14 visitantes (18 clics a subpáginas) ¡Aqui en esta página!
Este sitio web fue creado de forma gratuita con PaginaWebGratis.es. ¿Quieres también tu sitio web propio?
Registrarse gratis